Ocurre ocasionalmente, pero ocurre, no es muy frecuente, pero provoca mucho sufrimiento en el ámbito específico de la pareja, y de la familia de ésta, es de una sutileza extrema, un hecho reflexivamente pensado, organizado, y ejecutado fríamente, por personas que no padecen patología alguna, pero con un perfil de personalidad narcisista.

Surgen regularmente, y son individuos conquistadores, aduladores, amables, exquisitamente tiernos, cercanos, atentos, serviles y alegres, cuyo comportamiento es difuso, alcanzando a los futuros suegros, de tal forma que, con actitud suave y bien diseñada, van acercándose, primero a la hija, y seguidamente a sus padres, hasta seducirles a todos.

Al final, caen en grupo, ella, generosa, amable, afectiva, sensible, protegida y mimada, sencilla y tierna, no se resiste a tanto encanto, pero como él, reparte dulzura y buenas formas por doquier, los padres expresan satisfacción, convencidos de que, “ha llegado un ángel”, animan a su hija, que desde una predisposición casi apasionada y desbordada por tanto cariño, al final se entrega, ha llegado un hombre, su hombre, no puede pedir más, incluso aun no teniendo trabajo.

Simultáneamente, él como profesional depredador, ha seguido sin cambiar sus hábitos, sus conquistas son, su cosecha permanente, el fruto de su temperamento o carácter, de tal forma que, clandestinamente cultiva otras relaciones en tono menor, necesita sentirse querido, y especialmente admirado por varias mujeres, desea ser el centro, el referente.

Persiste en esta línea, y un día por error, porque es una decisión que no es propia de su carácter, se casa, e inicia una vida en la que pasa más tiempo con una mujer, que en ese momento le da más, ella es obediente, sumisa, y abnegada, le sirve como nadie en todo, y además es atractiva, físicamente, perfecta.

No se olvida del paquete, en el que incluye a toda la familia de ella, y de forma especial a los suegros, es atento, amable, incluso en días señalados llega a cocinar gustoso para todos, de aquí que todos se sientan atraídos por sus atenciones.

Él sigue cultivando relaciones en otros corrales como buen gallo, pero con prudente inteligencia, nadie pues es sabedor de nada, sólo los muy cercanos pueden olfatear alguna sospecha, incluso como carece generalmente de formación y de trabajo, puede, con la ayuda de los suegros, aspirar a poner un negocio, que le permita situarse lo más cerca posible de mujeres, ello le permite la cobertura para seguir el cultivo de las relaciones, un gimnasio, por ejemplo, es perfecto.

La pareja en principio es feliz, ella trabaja, nunca junto a él, y se siente satisfecha, él comienza así en algo, que le permite contar con una silla desde la que otear, haciendo que trabaja, los suegros contentos, tanto que incluso en ocasiones sirven de restaurante, y así sigue un tiempo, hasta que él, cada día con más compromisos cae en cierto desorden, y cualquier día, por una llamada telefónica, un WhatsApp o un     e-mail, pone en alerta a la pareja, que ya venía observando ciertas rarezas.

Ella confiada de siempre, despierta, y comienza una observación más cuidadosa, y lentamente, a pesar de su generosa bondad, se da cuenta, se percata de la existencia de otras mujeres, de que la actitud de él tiene mucho de impostura e hipocresía, que el barro va penetrando e inundando todo, aunque tenga como cortafuegos la actitud de sus padres, que ni lo entienden ni lo creen, enfrentándose a la hija por una actitud, que ellos califican de inmadura e histérica.

Las sospechas en principio, desaparecen con la presencia de varias evidencias, casos contrastados, que ya no sorprendieron a la pareja, aunque la invadiera un sentimiento de frustración y fracaso, toda su torre se vino abajo, le parecía mentira, pero era cierto todo lo que se temió. Él cultivaba varios y simultáneos contactos, y ella en ese momento se armó de valor y le expuso el grave problema, él después de ciertas dudas y vaguedades, lo admitió en parte, aunque quitando valor sentimental a las diferentes relaciones, jamás, dijo, fueron serias ni importantes, ella desde ese momento rompió el matrimonio, e inició la tramitación de la separación.

No obstante los padres no lo podían creer, la relación con ellos siempre fue amable y cercana, y el concepto que tenían de él, no se correspondía con lo que les comentaba la hija, ésta se tuvo que mantener firme, porque él viendo la debilidad de los padres, reforzó su cercanía y amabilidad, proponiéndoles seguir la amistad, hasta que su hija se diera cuenta del error, reforzando el calificativo de inmadura, dado por los padres.

En el transcurso de unos días, los padres fueron evidenciando el problema, así como las circunstancias que por otra parte, se podían demostrar, poniéndose al final al lado de su hija, no sin cierto dolor, primero por la ruptura, y después, por la pérdida de una persona querida, habían aprendido a quererle.

El drama tuvo graves repercusiones emocionales, especialmente en ella, por darse un fin tan dramático como inesperado, y sobre todo al tratarse de una persona, con la que el contacto fue tan íntimo y cercano, y al que habían dado toda la familia, durante un tiempo, tanto afecto y esperanza.

Se trata de un comportamiento perverso, ejercido por una persona dotada de un carácter singular, por el que sólo se ama a sí, persiguiendo en todo momento ser el único referente, el centro de atracción exclusivo, siendo incapaz de compartir nada, por lo que el concepto de renuncia, no figura en su diccionario.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2023